Uno de los grandes problemas presentes en la agenda global es el cambio climático. Precisamente, son los diferentes medios de locomoción los que contribuyen, en gran parte, al calentamiento del clima con la expulsión de millones de toneladas de emisiones nocivas al año.
Esto ha llevado a los distintos gobiernos de todo el mundo a tomar decisiones, principalmente, en la contaminación de los coches, a través de medidas anticontaminación cada vez más duras, nuevas formas de medir las emisiones de los automóviles, restricciones a la circulación en las grandes ciudades o incentivar el coche eléctrico, con el objetivo de reducir la contaminación en los próximos años.
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Caso Dieselgate: punto de inflexión
El escándalo de Volkswagen conocido como Dieselgate, que estalló en Estados Unidos en septiembre de 2015, supuso un punto de inflexión para la industria de la automoción.
En aquel año se descubrió que la marca alemana había instalado un software en sus motores diésel montados en millones de vehículos comercializados entre 2009 y 2015. Un chip que modificaba los resultados de las emisiones contaminantes en las pruebas de medición, lo cual demostraba que esos vehículos contaminaban mucho más de lo que anunciaban.
Es decir, gracias a ese software ilegal, la marca podía superar fácilmente las pruebas de emisiones en Estados Unidos, más duras entonces que en Europa, y cumplir con la normativa anticontaminación.
El Dieselgate provocó un escándalo tremendo en la industria y puso el foco en el motor diésel que, a partir de entonces, quedó demonizado para siempre. Además, colocó la contaminación de los coches a la cabeza de la lista de los grandes responsables del calentamiento climático.
Pero también sirvió para acelerar la electrificación de la industria del automóvil. La prueba más evidente la encontramos en la propia Volkswagen que, desde entonces, se centro en la producción de una completa gama de vehículos eléctricos que ya están saliendo al mercado, como el Volkswagen ID.3 y el ID.4.
Evolución de la normativa Euro
En 1992 nació la normativa europea sobre emisiones Euro que mide la contaminación de un coche y que, con el paso de los años, se ha ido endureciendo cada vez más. La primera de todas, la Euro 1, obligó a la inclusión del catalizador, aunque todavía no se tenían en cuenta los hidrocarburos sin quemar ni los óxidos de nitrógeno en los motores diésel. En los de gasolina tampoco se contemplaba un límite para la contaminación de partículas.
Luego fueron llegando las Euro 2, Euro 3, Euro 4, Euro 5 (esta obligaba a los motores diésel a instalar filtros antipartículas) hasta llegar a la Euro 6, que obligaba a incluir en los motores diésel catalizadores SCR con AdBlue para conseguir el límite de 80 mg/km de óxido de nitrógeno.
La normativa Euro 6 ha pasado por varias evoluciones, hasta la actual Euro 6 d-TEMP, mientras la Unión Europea ya trabaja en la aprobación de una nueva normativa, la Euro 7, que será aún más restrictiva con las mecánicas tradicionales de combustión interna.
Protocolo de homologación de emisiones WLTP
Septiembre de 2017 fue un punto y aparte en cuanto a la medición de la contaminación de coches. Ese año entró en vigor el protocolo de homologación de emisiones WLTP que mide las emisiones de los vehículos de manera más real que el anterior ciclo NEDC.
El ciclo WLTP ha vivido conjuntamente con el NEDC desde entonces, pero desde 2021, ya solo se aplica el WLTP. La diferencia entre ambos protocolos está en los procedimientos para realizar las pruebas. El primero ahorra unos datos que se corresponden más con la conducción real que hace un conductor y, por tanto, ofrece una información más fiable a la hora de saber cuánto consume y contamina un vehículo o qué autonomía tiene, en el caso de un coche eléctrico.
En las pruebas que se hacían bajo el ciclo NEDC, los coches recorrían una distancia de 11 kilómetros durante 20 minutos, de los cuales, el 66 por ciento era en vía urbana y el 34 por ciento en vía extraurbana, a una velocidad media de 34 km/h y una punta de 120 km/h.
En cambio, en el ciclo WLTP, el test era más largo, unos 30 minutos, recorriendo una distancia de 23 kilómetros, de los cuales, el 52 por ciento era en vía urbana y el 48 por ciento en vía extraurbana, a una velocidad media de 46,5 km/h y una punta de 131 km/h.
Niveles de contaminación de los coches
La Dirección General de Tráfico estableció hace ya varios años una clasificación del nivel de contaminación de un coche, a través de unas pegatinas. Son los famosos distintivos medioambientales de la DGT que clasifica a los vehículos en cuatro categorías, según las emisiones contaminantes.
Etiqueta CERO
La etiqueta CERO es de color azul e identifica a los coches más ecológicos, principalmente, los vehículos eléctricos puros, híbridos enchufables con autonomía mínima de 40 kilómetros y vehículos de pila de combustible. También incluye los ciclomotores, triciclos, cuadriciclos y motocicletas con batería.
Todos estos vehículos gozan de libertad de circulación en las ciudades sin ninguna restricción en episodios de alta contaminación. Además, en algunos casos pueden estacionar gratis en las zonas de estacionamiento regulado y parking y suelen tener descuentos en peajes.
Etiqueta ECO
Es la etiqueta de color verde y azul y corresponde a los turismos, furgonetas ligeras, vehículos de más de ocho plazas y vehículos de transporte de mercancías clasificados como híbridos, híbridos enchufables con autonomía inferior a 40 kilómetros y los propulsados por GNC y GLP.
Normalmente, este tipo de vehículos también pueden acceder y aparcar en áreas restringidas, pero sí pueden sufrir las restricciones cuando se alcanzan los niveles más altos de contaminación, aunque no es muy frecuente.
Etiqueta C
Es la pegatina verde y abarca turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas a partir de enero de 2006 y diésel a partir de 2014, así como vehículos de más de ocho plazas y de transporte de mercancías diésel y de gasolina matriculados a partir de 2014.
Etiqueta B
Por último, la etiqueta B es de color amarillo y engloba a turismos y furgonetas ligeras de gasolina matriculadas a partir de enero del año 2000 y diésel a partir de enero de 2006, así como vehículos de más de 8 plazas y de transporte de mercancías tanto diésel como de gasolina matriculados a partir de 2005.
Ahora ya conoces qué métodos y procedimientos se utilizan para medir el nivel de contaminación de un coche. ¿Podrías saber cuánto contamina tu coche?