Radares de España: Mitos y Mapas actualizados

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La DGT tiene catalogados como peligrosos un total de 25.000 kilómetros de carreteras españolas, divididos en 1.500 tramos. De manera especial, estos trayectos representan el objetivo prioritario para reducir la siniestralidad y concienciar a los conductores gracias a una red de más de 850 radares fijos y móviles, además de los ocho helicópteros-radar Pegasus, que controlan los límites de velocidad de los vehículos, así como otras infracciones.

Cada cierto tiempo el organismo oficial actualiza el Mapa de Radares de España y lo publica en su página web con el objetivo, dice, de reducir el número de siniestros que se producen en las áreas más peligrosas.

Los radares, sin embargo, siguen suscitando controversia, no solo por las opiniones encontradas en cuanto al objetivo final de las sanciones se refiere, sino también respecto a una serie de mitos que, a falta de mejor información, soportan teorías de todo tipo.

En este artículo vamos a intentar despejarte las dudas para entender de verdad cómo funcionan los radares de España y por qué resultan tan importantes.

¿Afán recaudatorio o medida de seguridad?

A nadie le gusta que le multen por un exceso de velocidad o cualquier otra infracción al volante, pero cuando nos llega la sanción siempre surge la misma pregunta: ¿Existe un afán recaudatorio por parte de la DGT o realmente los radares sirven para evitar accidentes?

La realidad se impone y, al margen de errores puntuales sobre la demarcación de algunos tramos, tal y como ha denunciado en anteriores ocasiones el RACE, existen datos contrastados para avalar la instalación de estos mecanismos de medición.

Basta con tener en cuenta que, según las últimas cifras, el exceso de velocidad representa la causa en 1 de cada 5 accidentes mortales y que la mayoría de ellos se produce en vías convencionales donde la limitación máxima está marcada en los 90 km/h.

Por otro lado, las sucesivas reformas de seguridad vial, como la de 2009 que introdujo el carnet por puntos, han logrado dar un vuelco a las estadísticas de fallecidos y accidentes al volante.

Con todo, tanto las autoridades como las distintas asociaciones de víctimas de accidentes de tráfico coinciden en que las sanciones por radares resultan necesarias y eficaces para atajar estos problemas.

Mitos sobre los radares: verdades a medias y creencias falsas

Existen verdaderas leyendas urbanas en torno al funcionamiento de los radares. Por regla general, el objetivo final es evitar la sanción, pero intentar ser más listo que la tecnología representa también importantes riesgos, sobre todo cuando esos mitos caen por su propio peso.

Algunos de los más extendidos son:

Velocidad alta para evitar la foto

Mejor no lo pruebes por motivos de seguridad, pero, si aun así estás pensando en comprobarlo en primera persona, debes saber que es falso. En otras cosas porque hoy hay muchos radares instalados en las carreteras españolas con capacidad para medir hasta los 320 kilómetros por hora.

Lacar la matrícula para reflectar

Tampoco funciona rociar la matrícula con laca de pelo con el objetivo de que el flash del radar refleje tanto que no puedan leerse los números y letras. Te recordamos además que trucar la matrícula, con dobleces, o taparla implica sanciones graves de 200 euros.

Están inoperativos por la noche

Los radares están activados tanto por la mañana como por la noche. Las 24 horas del día.

Todos están señalizados

En carretera, prácticamente todos están señalizados pero en vías urbanas de muchas ciudades no todos se anuncian a los conductores.

Si hay caja, hay radar

Nada más lejos de la realidad. Hay un porcentaje de cajas que no tienen máquina en su interior. De hecho está demostrada que basta un simple cartel para conseguir el efecto deseado de reducción de velocidad. Por si acaso, mejor no te la juegues.

Los radares móviles no multan en marcha

Otro típico mito. Debes saber que los radares móviles están sincronizados con el vehículo de los agentes de Tráfico, de tal manera que, incluso en marcha, son capaces de calcular la diferencia de velocidad con los vehículos que transitan por la misma vía.

Nada es más efectivo que un inhibidor

Es cierto que hay tecnologías que logran interferir en el normal funcionamiento de los radares, pero no siempre lo consiguen y su mera instalación conlleva además  una multa de 6.000 euros (sin la posibilidad de reducción del 50%), así como la retirada de 6 puntos en el carnet.

Conclusión

Conducir con precaución y sin superar los límites de velocidad representa la mejor receta para evitar las multas por radares. Con independencia de lo que consiga recaudar el Estado, lo más importante al volante es la seguridad y está demostrado que no respetar esos límites tiene consecuencias fatales. Por eso, escapa de los múltiples mitos que existen en torno a estas máquinas y disfruta de una conducción segura.