Todos tenemos vicios o manías al volante, hábitos que pueden ser más o menos graves o peligrosos para la seguridad y perjudiciales para nuestro vehículo.
Conducir cogiendo incorrectamente el volante o tumbados en el asiento, son malos hábitos muy extendidos. De todos ellos, nos centraremos hoy en los que perjudican la integridad de nuestro coche según nos informan nuestros especialistas de la red de talleres asociados Norauto.
Las manos deben ir en el volante
Cuando dejamos la mano apoyada sobre la palanca de un cambio manual estamos forzando las piezas del cambio de marchas y, a la larga, acabaremos reduciendo su vida útil.
El punto muerto
Muchos tenemos la costumbre de bajar las cuestas en punto muerto. Esta vez no nos vamos a centrar en explicar el riesgo que supone para los demás conductores esta situación, ya que nos desplazamos a una gran velocidad sin apenas controlar nuestro vehículo. Nos vamos a centrar en el estrés mecánico que sufre nuestro coche. Se debe a que cuando retomamos la conducción después de haber puesto el coche en punto muerto a 100km/h la caja de cambios, no espera arrancar a esa velocidad. En los coches automáticos se puede desconfigurar y hacer que nuestro coche no responda ante nuestros movimientos y en los manuales, puede que rompamos alguna pequeña pieza, y nos veamos envueltos en una cara reparación.
No fuerces los giros
Ahora los coches suelen llevar un sistema de dirección asistida, lo que produce que reforcemos este mal hábito. Antes, cuando solo los coches de alta gama lo llevaban, la mayoría de los personas giraba el volante cuando el coche estaba en movimiento y nunca parado. Así los giros suponían un menor esfuerzo físico y además no se dañaba la dirección del vehículo. Podemos aplicar el principio de prudencia para hacer que nuestro coche tenga una larga vida.
La reserva no está para gastarla
No debemos esperar para repostar cuando nuestro piloto se enciende, por dos motivos. El primero es que ponemos en peligro la seguridad vial del resto de los conductores si nos quedamos tirados en medio de la carretera, además de la multa que nos pueden poner por incurrir en esta infracción. El segundo motivo es que la gasolina tiene impurezas en suspensión, y que se posan en el fondo cuando el depósito está vacío. Si apuramos mucho los últimos 50km de recorrido, el coche puede absorber esos residuos y estropear el motor, conllevando una reparación de las que se notan en el bolsillo.
Son miles los motivos por los que nuestro coche puede sufrir una avería, es por ello que Norauto pone a tu disposición una gran Red de Talleres Colaboradores con el objetivo de poder ofrecer su ayuda a los conductores de toda España.