Aunque no lo creas, la búsqueda de combustibles alternativos para motores diésel no es de ahora, sino que viene de mucho tiempo atrás. Prácticamente, desde que apareció el motor inventado por Rudolf Diesel. De hecho, el ingeniero alemán presentó en la Exposición Universal de París de 1.900 un motor diesel alimentado por aceite de cacahuete.
Hoy, el uso de un combustible alternativo al diésel responde más a la necesidad de reducir el impacto que producen los motores de combustión interna en el medio ambiente y también encontrar fuentes de energía más económicas y renovables. Básicamente, hay dos combustibles sustitutivos del diesel: el biodiesel y el aceite vegetal.
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El biodiésel
En primer lugar, debes saber que, efectivamente, los motores diesel pueden funcionar con combustibles renovables, como el biodiesel y aceites de origen vegetal. Aunque, dependiendo del porcentaje, será necesario realizar algunas modificaciones en el motor para que no sufra averías.
El biodiésel es el principal combustible alternativo para motores diésel y su uso está ampliamente difundido por todo el mundo. Se trata de un combustible que se elabora a partir de aceites vegetales y se mezcla con el gasóleo en diferentes proporciones, normalmente, en un siete por ciento, denominado B7. Pero también hay B10, B15 y hasta B20.
El biodiésel nunca se utiliza al cien por cien como combustible, sino que se mezcla con el gasóleo. Esto es así porque el biodiésel no tiene las mismas características que el gasóleo fósil, aunque se parezca. Por eso, además de incluir una serie de aditivos para mejorar sus propiedades, los motores deben estar adaptados para funcionar con este biocombustible.
El biodiésel no cuenta con las mismas características que el diésel de origen fósil, por ello además de añadir aditivos al combustible para mejorar sus propiedades, los motores deben estar adaptados para su funcionamiento y ser especialmente cuidadoso si pretendemos realizar una adaptación a un vehículo no compatible o importar un coche procedente de un mercado donde no se use biodiésel.
Según la proporción de biodiésel, se podrá utilizar en unos motores u otros. La gran mayoría de los motores diésel actuales están preparados para funcionar con B7 y B10. Pero, a partir de concentraciones más elevadas de biodiésel, conviene tener cuidado, porque los sistemas de inyección modernos trabajan a una presión muy elevada y son más sensibles.
Ventajas e inconvenientes del biodiésel
El biodiésel es uno de los principales combustibles alternativos para motores diésel y presenta una serie de ventajas, pero también inconvenientes.
Entre los aspectos positivos, destaca que, al tener un origen vegetal, son sustancias renovables y, por tanto, no emiten CO2 a la atmósfera. Tampoco contienen azufre ni compuestos aromáticos, reducen las emisiones de partículas contaminantes con respecto al gasóleo fósil (excepto la emisión de dióxido de nitrógeno) y depende menos del petróleo.
En su contra, debemos señalar que presenta una peor combustión, facilitando la formación de carbonilla y la expulsión de humos negros por el escape. Además, tiene un menor poder calorífico que el gasóleo fósil, mayor viscosidad que conlleva problemas en el sistema de inyección, trabaja mal a temperaturas inferiores a 0 grados y es caro de producir.
Diferencias entre biodiésel y gasóleo
Una de las principales diferencias entre ambos combustibles es la viscosidad. Como acabamos de decir, el biodiésel presenta una mayor viscosidad, además de funcionar peor con temperaturas extremas, tener peores propiedades de lubricación y deteriorar materiales como el caucho o el PVC.
Por ello, los motores que no sean compatibles con el biodiésel pueden sufrir averías en diferentes piezas, como los filtros del sistema de alimentación o los inyectores. También se pueden producir averías por la acumulación de residuos de carbonilla, debido a que el biodiésel consigue arrastrar esos residuos y depósitos que se acumulan en el tanque de combustible, tuberías o filtros.
Aceites vegetales
Además del biodiésel, otro combustible alternativo al diésel son los aceites vegetales, como el aceite de girasol o de colza, ya que tienen propiedades similares a las del gasóleo. Sin embargo, a diferencia del biodiésel, el uso de esos aceites como combustibles es totalmente ilegal, ya que no están gravados con el impuesto para los hidrocarburos y tributan un IVA reducido, lo cual supone un fraude fiscal.
Pero el uso de aceites vegetales como combustibles también entraña riesgos para los motores si no están preparados. Estos aceites tienen una densidad superior al gasóleo y pueden provocar daños en algunas bombas de combustible. También atraen la humedad, lo que puede corroer los manguitos de caucho y conductos metálicos.
Por otro lado, el aceite vegetal perjudica el arranque del motor en frío al formarse depósitos pastosos de glicerina. Si dejas una botella de aceite de girasol, por ejemplo, en la nevera, comprobarás que, después de unas horas, el aceite se habrá convertido en una masa muy espesa. Esto explica la dificultad para arrancar en frío. En cambio, con calor, no debería dar problemas. Otro inconveniente es el olor a “frito” que sale por el escape.
Uso de aceites vegetales
Los diferentes fabricantes han experimentado con todo tipo de aceites que puedan funcionar como combustible alternativo al gasóleo. Sin ir más lejos, el año pasado Ford creó un aceite procedente de diferentes aceites usados, incluido el aceite de cocina, con el que obtuvo una composición que sustituye al diésel.
La marca estadounidense lo ha denominado Aceite Vegetal Hidrotratado y asegura que reduce los gases de efecto invernadero hasta en un 90 por ciento, con respecto al gasóleo fósil, y produce menos dióxido de nitrógeno y partículas al no existir ni azufre ni oxígeno.
Ford está haciendo pruebas con este combustible en el motor EcoBlue 2.0 de la Ford Transit sin haber practicado ninguna modificación, para demostrar que el motor puede funcionar sin problemas con este aceite.
Proyecto RecOil
Desde hace tiempo, existe un proyecto europeo llamado RecOil en el que participan numerosas empresas que se dedican a recoger aceite usado de cocina, residuos de grasas animales y aceite de pescado para elaborar Aceite Vegetal Hidrotratado, conocido con las siglas en inglés HVO, Hydrogenated Vegetable Oil.
Los iniciadores de este proyecto aseguran que el HVO corrige algunos problemas tradicionales de los motores diésel, como el arranque a bajas temperaturas. Otro aspecto importante es que, durante su elaboración, se utiliza hidrógeno como catalizador, lo que implica que la quema de combustible es más limpia que en el biodiésel y, por tanto, el impacto medioambiental es menor.
Además, como el motor no requiere de modificaciones para funcionar con HVO, el conductor puede repostar gasóleo convencional si se encuentra en una zona donde no existe este aceite vegetal, ya que se pueden mezclar sin problemas en el depósito. De momento, el HVO solo está a la venta en algunas zonas de Europa, sobre todo, en países nórdicos.
Ahora que ya conoces cuales son los combustibles alternativos para motores Diesel, ¿te animas a utilizar algunos de ellos?