Desgaste de neumáticos: 4 malas prácticas que debes evitar

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Los neumáticos representan, sin ningún género de duda, unos de los elementos fundamentales en nuestro vehículo. De ellos dependemos para, sobre todo, mantener nuestra seguridad y la de los demás pasajeros que vayan con nosotros.

Por eso requieren especial atención, ya un desgaste de neumáticos acusado podría mermar seriamente el control al volante, la capacidad de frenado del propio coche e incluso el confort de a bordo. Para no encontrarnos con estas desagradables y peligrosas situaciones, hemos resumido en 4 las prácticas fundamentales que deberemos evitar en la medida de lo posible.

Conducción agresiva

Podría parecer lógico, pero sí: una conducción que tienda a una práctica más agresiva, o deportiva, provocará un mayor desgaste en los neumáticos del vehículo.

Es importante, por tanto, intentar no acelerar demasiado en muy poco tiempo, sino hacerlo progresivamente. Además, una actitud más o menos despreocupada para con el mantenimiento del coche en general, y de los neumáticos en particular, podría provocar un desgaste considerable de estos en relativo poco tiempo, tal y como veremos en el siguiente punto.

Descuido del mantenimiento y de las presiones

Por supuesto, el hábito del control y revisión de la presión de los neumáticos resulta fundamental si queremos evitar que el caucho de la rueda se vea perjudicado. No deja de ser, además, una práctica sencilla y que no debería tomarnos más de 5 minutos en cualquier estación de servicio.

Sí debemos de tener cuidado con que la presión final del neumático en cuestión no sea ni excesiva ni, claro está, demasiado baja. Por lo general, y estando ya rodados, será ese el caso si apreciamos un desgaste irregular en la banda de rodadura. Un neumático con la presión baja aumentará el consumo de combustible, empeorará el funcionamiento normal del coche y, en definitiva, podrá poner en serio peligro nuestra seguridad y la de otros conductores.

No sortear bordillos, baches o resaltos

Si bien es cierto que los neumáticos cumplen con una función de adaptación al terreno que pisan o, en definitiva, a la superficie con la que estén en contacto, no debemos sobrepasarnos en este sentido.

Por ejemplo, si aparcamos nuestro coche de manera que los neumáticos toquen de lleno el bordillo, el roce entre ambos podría provocar daños en el flanco de las ruedas. Por otro lado, si lo estacionamos de manera que la rueda quede apoyada, ésta sufrirá también las consecuencias de soportar mayor peso del coche. No deberíamos tampoco, pues, ni subirnos a los bordillos (no al menos de manera rápida y “violenta”, y siempre por la zona más baja) ni recorrer a más velocidad de la adecuad resaltos, baches o zonas sin asfaltar.

Descuido del ajuste de alineación y equilibrado

La acumulación de estrés del neumático a la hora de sortear todos los obstáculos mencionados anteriormente podría llevar, en un tiempo, a distintos desajustes.

Por ejemplo, una mala alineación, cuya función es la de asegurarse de que todas las ruedas se encuentran en paralelo, o del equilibrado sobre la llanta, gracias a unas placas de plomo que se encuentran en su interior, provoca también desgastes del caucho.

Cualquier golpe brusco, de hecho, podría desencadenar alguno de estos desajustes, lo que se traduciría o bien en vibraciones incómodas mientras se está a bordo del vehículo, o bien en una sensación de descontrol de éste, aun cuando el volante se sitúa totalmente recto. Incluso pueden derivar en problemas en los amortiguadores del vehículo.

Vida útil del neumático

Parece obvio, pero también el paso del tiempo implica desgaste natural, por lo que conviene conocer cuál es la vida útil de un neumático, más allá de las indicaciones de referencia de los fabricantes.

Su durabilidad dependerá de muchos factores (tipo de neumático, estilo de conducción, tipo de coche y de las carreteras frecuentadas…), pero lo que dice la ley es que la profundidad mínima del dibujo debe ser de 1,6 mm, aunque no es recomendable llegar hasta ese límite.

En total, y con una rotación adecuada en función de su desgaste, se estima que se necesitan unos 40.000 kilómetros recorridos para agotar las 4 ruedas.

Si necesitas cambiarlas, utiliza nuestro buscador de neumáticos para coche.

Conclusión

Sea como fuere es absolutamente fundamental tener en cuenta estos aspectos y llevar un control del desgaste de los neumáticos de nuestro automóvil.

Ya no solo para lograr una sensación de satisfacción y de mayor comodidad a la hora de conducir, sino, y sobre todo, para preservar nuestra seguridad, la de nuestros acompañantes si los hubiera y, no menos importante, la de los demás conductores y pasajeros que circulan por las carreteras que transitamos.

Por supuesto, es igualmente importante -y está exigido por ley- comprobar cada cierto tiempo la presión de los neumáticos. Es recomendable hacerlo mínimo 1 vez al mes, o antes de realizar un viaje medianamente largo. Una práctica sencilla y que, al igual que todos los puntos expuestos en este artículo, no debemos pasar por alto; por el bien de todos en la carretera.