Los coches autónomos forman parte desde hace años de la actualidad mundial y también tienen su hueco en nuestras visiones de cómo será el futuro. Así lo reflejaron en su momento películas épicas como Blade Runner y así lo transmiten los resultados de las investigaciones y pruebas que llevan a cabo no solo los fabricantes de la industria automovilística sino también las todopoderosas empresas tecnológicas.
Pero surge una pregunta: ¿la tecnología de hoy permite disponer de vehículos sin conductor a corto o medio plazo? Dicho de otro modo más coloquial: ¿estamos, una vez más, vendiendo la piel del oso antes de cazarlo?
Una cosa dejan clara los expertos: ya no se trata de utopías extravagantes, sino más bien de una palpable realidad. Pero, aun así, la incursión del coche autónomo en la vida corriente de las personas requerirá paciencia y grandes dosis de adaptación.
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¿Cuándo circularán coches autónomos por las carreteras?
Las fuentes más optimistas sitúan la entrada de los primeros coches sin conductor para 2030. Otras, sin embargo, apuntan a 2040 como una fecha mucho más probable para ver los primeros vehículos capaces de circular puerta a puerta sin conductor, incluso en carreteras comarcales.
Conjeturas al margen, la realidad se impone y hoy las principales marcas del automóvil engrasan sus maquinarias para arañar tiempo a ese futuro.
Firmas como Toyota acaban de anunciar en el CES de Las Vegas la construcción en Japón de una ciudad experimental del futuro para probar tecnologías de conducción autónoma en entornos reales. Por otro lado, los coches autopropulsados con tecnología de Bosch y Daimler ya prueban sus modelos en las carreteras de Estados Unidos. Google, Tesla, empresas de telefonía móvil y varias start-ups trabajan también con intensidad en sus respectivos proyectos para intentar anticiparse.
¿Qué países están más preparados?
El Índice de Preparación de Vehículos Autónomos (AVRI) 2019 de KPMG proporciona una visión global de la preparación de distintos países para la revolución en la conducción que implica el coche sin conductor.
El informe evalúa la capacidad de 25 naciones para hacer frente a los desafíos que conlleva en cuatro áreas específicas: política y legislación, tecnología e innovación, infraestructura y aceptación del cliente.
«Se han hecho progresos en la mayoría de las áreas en todos los países, lo que demuestra que los gobiernos están cada vez más preocupados por las implicaciones regulatorias y la practicidad de la conducción autónoma», dice el informe de la auditora. Tras el análisis, los Países Bajos ocupan el primer lugar, seguidos por Singapur, Noruega, Estados Unidos y Suecia.
En general, el desarrollo económico de un país está estrechamente vinculado con su preparación para la implantación de tecnologías de vehículos autónomos. Las buenas condiciones de las carreteras, una red móvil bien desarrollada y la inversión e innovación del sector privado representan otros apartados de vital importancia.
¿Es posible comprar un coche autónomo hoy?
El coche sin conductor, tal y como lo imaginamos, todavía no se puede comprar. No obstante, el desarrollo de algunas experiencias prácticas invita a pensar en que el mercado ofrecerá dentro de poco tiempo vehículos autónomos a pequeña escala para entornos privados.
Incluso en España ya circula el primer autobús sin conductor y eléctrico. Se trata de un servicio regular en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). Está prestado por la compañía Alsa con un Easy Mile EZ10, 100% autónomo y capaz de ofrecer una conducción segura en un entorno de tráfico abierto con alta densidad (30.000 personas y 6.000 vehículos transitan por el recorrido cada día).
La colaboración público-privada, entre Universidad, Alsa y la DGT, representa por ahora una de las pocas iniciativas encaminadas a impulsar esta tecnología en entornos reales.
Garantizar la seguridad: el gran reto
Desde que una mujer murió en un accidente en Tempe, Arizona, en marzo de 2018, causado por un automóvil de pruebas en conducción autónoma de Uber. Las compañías tecnológicas y la industria automotriz se han vuelto más conservadoras en su planificación.
El tráfico real reúne tantas situaciones inesperadas que resulta casi imposible entrenar a los vehículos para cada una de ellas, ya sea en el mundo real o en simulaciones virtuales.
Garantizar la seguridad representa el gran reto del sector, que, gracias a los avances en la tecnología de sensores, se acerca cada vez más al objetivo final.
Conclusión
Por lo tanto, los avances hacia la conducción autónoma son reales, solo que no están llegando tan rápido como inicialmente se pensó. Para que el sueño se transforme en realidad, no bastará con crear la tecnología que lo haga posible. Será necesaria formación específica, cambios legislativos, carreteras adaptadas. Sobre todo entender como sociedad que, más que un avance tecnológico, este hecho representa en sí mismo una verdadera revolución que cambiará para siempre el transporte de personas y mercancías.