¿Quién me protege en caso de sufrir un accidente por una nevada?

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En ocasiones, conducir el coche en invierno puede ser peligroso. En los meses más fríos del año, la nieve, la lluvia y el hielo aumentan notablemente los accidentes. De hecho, durante estas fechas se multiplican las solicitudes de asistencia en carretera. En este post queremos ayudarte a saber qué cubre tu seguro de coche en caso de temporal o fenómenos meteorológicos adversos. Por otro lado, te vamos a dar algunos consejos para prevenir o minimizar un accidente en invierno.

¿Quién cubre el siniestro?

Los fenómenos meteorológicos adversos pueden complicar severamente la conducción e incluso provocar la pérdida de control del vehículo. Entre los daños en el coche más habituales, encontramos:

  • Filtraciones de agua en el coche por lluvias, nieve, inundaciones, gotas frías o danas.
  • Golpes en la carrocería o cristales por el impacto del granizo.
  • Colisión con otro vehículo a causa del hielo en la calzada o de la falta de visibilidad.
  • Caída de un árbol u objeto debido al peso de la nieve.

Qué cubre el seguro de tu coche

Llegados a este punto, es necesario tener claro quién cubre los daños derivados de un accidente en invierno. La mayoría de los seguros incluyen algún tipo de cobertura en este sentido. No obstante, dependiendo de la aseguradora, las coberturas e indemnizaciones pueden ser diferentes. Por eso siempre es importante revisar detenidamente las condiciones de tu póliza.

Las pólizas a todo riesgo suelen cubrir todos los daños del coche, incluidos los derivados de condiciones meteorológicas adversas. También es importante determinar la causa concreta. Por lo general, los seguros de coche ordinarios cubren los desperfectos causados por lluvia, nieve o granizo y vientos de menos de 120 km/h (rotura de lunas, caídas de árboles, desprendimiento de rocas o tejados, retirada del coche, etc.). En estos casos, se abonarán los daños personales y del coche hasta los límites establecidos en la póliza.

Otros factores a tener en cuenta a la hora de contratar tu seguro son:

  • La asistencia en viaje: Cubre diferentes tipos de contingencias personales, del vehículo y de los objetos contenidos en él. Por ejemplo, en caso de bajas temperaturas, tormentas o hielo, quizás tengas que mantener el coche encendido para conservar el calor, lo que puede acabar con el combustible. Si te quedas atrapado o inmovilizado, puedes solicitar una grúa al servicio de asistencia para trasladar el vehículo.
  • La cobertura de responsabilidad civil: Cubre los perjuicios a terceros en los siniestros en los que seas el responsable. Esto incluye los daños personales, materiales (públicos o privados) y a animales.

El Consorcio de Compensación de Seguro y los riesgos extraordinarios

El Consorcio de Compensación de Seguro, un organismo que depende del Ministerio de Economía, se ocupa de los desperfectos que no incluye el seguro ordinario. En líneas generales, cubre los perjuicios y deterioros derivados de fenómenos meteorológicos y atmosféricos de gran intensidad: inundaciones, erupciones volcánicas, terremotos, tornados y vientos superiores a 120 km/h.

Por tanto, podemos decir que abarca los riesgos extraordinarios. Si se trata de otros fenómenos más habituales, como la lluvia, el granizo o la nieve, será tu seguro el que tendrá que correr con los gastos ocasionados en el accidente.

Reclamación a terceros

Cuando el siniestro se produce por un estado deficiente de la vía, se pueden reclamar daños y perjuicios. Por ejemplo, deterioro de una carretera, canal o alcantarilla, derrumbe de una presa… En estos casos, la responsabilidad será de la entidad dueña del lugar o pavimento.

Si no se han garantizado las condiciones óptimas de seguridad, se solicitará una indemnización por los perjuicios ocasionados tras el accidente. Las asociaciones de consumidores (OCU, FACUA) pueden encargarse de organizar y emprender acciones legales colectivas: daños morales, gastos de alojamiento, comida o gasolina e incluso de jornada laboral perdida.

Documenta el siniestro

En cualquier caso, si sufres un accidente en nieve o como consecuencia de un temporal, documenta todo lo sucedido:

  • Analiza detenidamente el estado del vehículo.
  • Haz un inventario de las partes dañadas de tu coche.
  • Toma fotografías de los desperfectos.
  • Repasa la póliza de tu aseguradora y ponte en contacto con ella para informar de la situación.

Cómo mejorar las precauciones

El correcto mantenimiento del vehículo es fundamental para afrontar cualquier contratiempo, sobre todo en condiciones atmosféricas complejas como la nieve, las lluvias torrenciales o el hielo. En este sentido, con el fin de prevenir accidentes y estar preparados para la adversidad, se recomienda:

  • Revisión periódica del coche y también puntual antes de los viajes largos. Has de prestar especial atención a los neumáticos, las luces, la batería y la calefacción.
  • Comprobación de los amortiguadores para evitar el aquaplaning o la pérdida de control del coche.
  • Revisión de la capacidad de carga de la batería (especialmente si supera los tres años de antigüedad).
  • Equipamiento contra el frío. Es necesario prestar mucha atención a qué llevar en el vehículo en invierno. Entre los elementos fundamentales, se encuentran cadenas, mantas, linterna, guantes, rasqueta, cargador para el móvil, plástico, cartón y algo de comer y beber.
  • Uso de neumáticos de invierno. Con ellos mejorarás la adherencia y la seguridad al volante.
  • Información sobre el tiempo y el estado de las carreteras. Si la situación empeora, para y mantente informado en tiempo real por la radio o el móvil.
  • Máxima precaución a la hora de conducir. Respeta las normas de circulación y la distancia de seguridad. Por otro lado, evita conducir con sueño o tras comidas copiosas. Además, recuerda que los descansos son fundamentales en los viajes largos.
  • La póliza importa. Revisa las condiciones del seguro de tu vehículo y qué incluye el servicio de asistencia.

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