La conducción en tormenta no es de las más sencillas. La lluvia es intensa, la visibilidad se reduce y los rayos pueden suponer un peligro adicional. Ante estas circunstancias tan adversas, es preciso que extremes la precaución. Si quieres saber qué hacer, sigue leyendo.
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Medidas necesarias
Una de las principales medidas para conducir en lluvias o nieve consiste en respetar los límites de velocidad. Como sabes, el coche no se comporta de la misma forma cuando hace sol que en medio de un temporal. En estas circunstancias, presta mucha atención a las señales y las indicaciones que la DGT emita. De este modo, sabrás qué hacer en todo momento.
También tienes que viajar bien equipado para afrontar cualquier eventualidad. Recuerda que debes llevar dos triángulos de señalización de peligro o la señal luminosa V-16 y un chaleco reflectante. El Reglamento General de Vehículos obliga a portar a estos objetos, que te serán de gran utilidad llegado el momento. Además, no olvides llevar en buen estado e inflada la rueda de repuesto (en caso de llevarla), las cadenas y ropa de abrigo y mantas para soportar un posible atasco.
Otra medida que no te costará nada aplicar es la de desactivar el control de crucero. Algunos coches suelen incluirlo de serie y es de gran ayuda. Al fijar la velocidad del vehículo, evita que te pases, facilita la conducción y reduce el consumo de combustible. Sin embargo, en medio de un temporal extremo necesitas todo el dominio posible para evitar situaciones como el aquaplaning.
Dada la baja visibilidad que provoca un temporal, es indispensable que las luces de tu coche estén en buen estado. Gracias a ellas, anuncias tu posición al resto de usuarios y facilitas su toma de decisiones. Por descontando, te permiten ver lo ocurre delante de tu vehículo. En situaciones como estas, las cortas o luz de cruce son las más adecuadas, junto con las antiniebla.
Las mejores precauciones
Conducir en una ola de frío o una tormenta te exigirá actuar con la máxima precaución para evitar accidentes y, de este modo, mantener tu integridad y la del resto de conductores. Para saber cuál es la distancia de seguridad adecuada, calcula entre dos y tres segundos con el vehículo que tienes delante, No obstante, en condiciones tan difíciles como las mencionadas, auméntala para disponer de más margen para efectuar cualquier maniobra.
Es muy recomendable que reduzcas la velocidad, ya que el agua o la nieve se acumularán con rapidez. Esto hará que el firme se vuelva resbaladizo, lo que aumenta el riesgo de accidentes. En este caso, mantén fija la atención en la carretera, ve con suavidad y no realices muchos adelantamientos. Se trata de garantizar tu seguridad en todo momento, por lo que las prisas no son de gran ayuda.
El viento es otro factor al que prestar atención y que puede ser relevante en un temporal. Supone un problema grave porque aparece sin avisar y cabe la posibilidad de que te haga perder el control. De hecho, es la tercera causa de siniestralidad, lo que hace que merezca la pena tomárselo en serio. Asimismo, fíjate en la dirección en la que sopla. Si es desde el frente, al coche le costará avanzar; situación inversa cuando viene de atrás. En los laterales es más peligroso, pues provocará que el vehículo se mueva de lado.
Dado que el asfalto está mojado o con nieve, lo más adecuado es que utilices las marchas largas (cuarta y quinta), ya que contribuyen a mantener la estabilidad del vehículo. De este modo, las ruedas giran a menor velocidad, lo que aumenta la adherencia de los neumáticos. Además, recuerda efectuar los cambios de marcha de forma suave.
¿Qué otras medidas puedes adoptar?
Si crees que conducir en medio de la tormenta es muy peligroso, sal de la carretera. La lluvia y el viento pueden adquirir una intensidad tal que no sea seguro continuar con el viaje. Ante esta situación, para en la primera área de servicio y espera a que escampe. Dispondrás de un lugar en el que relajarte, comer, beber y enterarte de las últimas noticias. En cuanto mejore el tiempo, podrás seguir adelante descansado y prevenido del estado del tiempo.
Una alternativa a lo anterior consiste en no viajar durante una tormenta o una nevada. Salvo que sea muy necesario, tienes la opción de quedarte en casa. Al fin y al cabo, no encontrarás otro lugar más seguro y cómodo. Pero si no puedes evitarlo, es indispensable que sepas cómo conducir en un temporal. De este forma, ganarás en confianza para enfrentarte a los retos que te impondrá la carretera.
Además, conserva la calma y sé paciente, sobre todo si se ha formado un atasco. Las tormentas o las nevadas no van a durar mucho tiempo. Es preferible esperar o conducir despacio que acelerar y hacer que la situación sea aún más peligrosa. Recuerda que la carretera no estará en unas condiciones óptimas y que podrías derrapar sin el menor aviso.
¿Es recomendable revisar tu coche antes de conducir en una ola de frío?
Tu coche tiene que estar en las mejores condiciones para que pueda afrontar los rigores de una tormenta o una ola de frío. Por supuesto, es indispensable que no existan averías, pues podrías acabar tirado en medio de la nada. En estas situaciones, la opción más acertada es prevenir cualquier eventualidad.
Lleva tu vehículo a que lo revisen antes del invierno, época en la que se producen olas de frío y otros fenómenos atmosféricos adversos. De este modo, dispondrás de suficiente tiempo para efectuar cualquier arreglo. Si ya ha entrado esta estación, no dudes en acudir a tu taller ante el menor contratiempo.
La conducción en una tormenta tiene que ser suave y cuidadosa, aunque existen otras alternativas. Quedarte en casa o abandonar la carretera son opciones a tener en cuenta. Evitarás más de un mal trago en caso de que los pronósticos sean muy negativos. Pero, para asegurarte de que todo está bien, pide cita en norauto.es o en tu centro Norauto más cercano para revisar tu coche antes de conducir durante una ola de frío.