En la actualidad, la población tiene una mayor conciencia medioambiental, especialmente, en los más jóvenes. Existen muchas prácticas para proteger el medio ambiente, como el reciclaje o el uso de energías renovables. Pero también es posible hacerlo practicando una conducción sostenible y, además, lo notará tu bolsillo. Presta atención a los consejos que te mostramos a continuación para conducir de manera más eficiente.
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Qué es la conducción sostenible
Por conducción sostenible se entiende una manera de conducir que intenta ahorrar la mayor cantidad de combustible posible y reducir el impacto en el medio ambiente. Este concepto apareció por primera vez a finales del siglo pasado en Suecia y, posteriormente, empezó a extenderse por otros países a lo largo de la década de 2000.
También conocido en el mundo anglosajón como “eco-driving”, esta práctica consiste en una serie de acciones, como mantener una velocidad media constante o conducir con la marcha más larga posible. Pero, además, es importante otros aspectos como el buen mantenimiento del vehículo.
Ventajas de una conducción sostenible
Según un estudio del Departamento de Energía de Estados Unidos, la conducción agresiva puede reducir la autonomía entre un 15 y un 30 por ciento, circulando a velocidades de autovía, o entre un 10 y un 40 por ciento en ciudad.
Realizar una conducción sostenible ofrece varias ventajas. Como señala la DGT, ser más eficientes al volante mejora el confort a bordo y la seguridad, permite ahorrar combustible y reduce las emisiones de CO2:
Mejora el confort de conducción y disminuye la tensión: para conducir de manera eficiente hay que evitar frenazos bruscos y acelerones y realizar el cambio de marchas de manera adecuada. Así, los ruidos que proceden del motor disminuyen. Este tipo de conducción proporciona tranquilidad y evita los estados de estrés producidos por el tráfico, con lo que reduce el riesgo y la gravedad de los accidentes.
Ahorro de combustible: el comportamiento del conductor influye sobre el consumo del carburante del vehículo. Hay que tener cuidado al arrancar el coche o cuando utilizamos el acelerador, así como anticiparse a las situaciones del tráfico con el fin de frenar lo menos posible. Mantener una velocidad adecuada y constante hará que el consumo se mantenga. Esto generará menos costes en el mantenimiento del vehículo (frenos, embrague, caja de cambios, motor, neumáticos…), al estar sometidos a un esfuerzo menor.
Reducción de la contaminación: lo que mejora la calidad del aire respirado. La emisión de gases contaminantes se asocia a enfermedades como dificultades respiratorias, problemas oculares, enfermedades cardiovasculares y jaquecas. La reducción de estos gases contribuye además a mejorar los problemas de calentamiento de la atmósfera.
Incremento de la seguridad vial: la conducción sostenible ayuda a mantener una buena distancia de seguridad para disponer de más tiempo de reacción, reduce la velocidad punta que se puede alcanzar en un determinado recorrido para conseguir una velocidad media constante y permite anticiparse y prevenir lo que pueda suceder.
Consejos para una conducción sostenible
Las autoridades europeas han establecido un conjunto de hábitos y prácticas para la aplicación de una conducción ecológica:
- Evitar los acelerones y los frenazos: en los acelerones y frenazos, el consumo de combustible aumenta considerablemente. Es mejor hacer aceleraciones progresivas y, a la hora de frenar, reducir marchas progresivamente hasta que el coche se detenga o avance por su propia inercia. Esto permite, además, retrasar el desgaste de los frenos.
- Mantener una distancia adecuada: en relación con otros coches, de modo que la circulación sea segura y se mantenga una velocidad regular.
- Levantar el pie del acelerador al bajar pendientes: así se aprovecha la inercia del coche a la hora de bajar pendientes. Lo que nunca hay que hacer es bajar una pendiente en punto muerto: esto no ahorra combustible, todo lo contrario. y, además, es muy peligroso.
En cambio, a la hora de subir pendientes, lo recomendable es ir en la marcha más larga posible y pisar el acelerador sólo lo justo para mantener la velocidad. Los cambios de marcha deben realizarse a un régimen de revoluciones más alto que en llano.
- No frenar en las curvas: muchos conductores lo hacen, pero lo mejor es anticiparse a la curva, de modo que el vehículo pierda velocidad por sí mismo y, si acaso, el conductor corrija la trayectoria con el freno. Así, en el momento de abordar la curva, el coche tendrá la velocidad adecuada.
- En tráfico intenso: ya sea en un atasco urbano o en caravana por autovía, hay que circular con la marcha más larga posible para evitar acelerones o frenazos bruscos.
- Seguridad por encima del consumo: la única situación en la que el consumo pasa a un segundo plano es en las fases de adelantamientos e incorporaciones a una vía. En estos casos, se recomienda pisar el acelerador y aprovechar toda la potencia del coche para evitar riesgos.
Elementos que aumentan el consumo
La Dirección General de Tráfico recuerda algunos elementos que aumentan el consumo de combustible y, por tanto, las emisiones, lo que impide realizar una conducción sostenible. Son los siguientes:
- Aire acondicionado o climatizador: es uno de los accesorios con mayor incidencia en el consumo del combustible. Es recomendable mantener la temperatura entre 21 y 22 grados.
- Las ventanillas: conducir con las ventanillas bajadas provoca una mayor oposición al movimiento del vehículo. La fuerza de rozamiento del vehículo y el aire aumenta. Para ventilar en vehículo, es mejor utilizar el sistema de climatización del coche.
- El mantenimiento del vehículo: los principales factores que influyen sobre el consumo de carburante y las emisiones contaminantes son:
- Diagnosis del motor: detecta averías ocultas que producen aumentos en el consumo y emisiones contaminantes.
- Control de niveles y filtros: los niveles y filtros son muy importantes para mantener un motor en condiciones óptimas.
- Control de la presión de los neumáticos: la falta de presión provoca que el vehículo ofrezca mayor resistencia a la rodadura, por lo que el motor tiene que desarrollar más potencia para poner y mantener en movimiento al vehículo.
- Una mala distribución de la carga puede ofrecer mayor resistencia al aire y mayor inestabilidad, debido a la disminución de la adherencia del eje delantero.
- Colocar elementos como una baca de techo o cofres de techo en el vehículo supone una mayor resistencia al aire. Por tanto, si además incorporamos equipaje, incrementa el consumo de carburante notablemente.
Ahora que ya conoces algunos consejos sobre cómo iniciarte en la conducción sostenible, es hora de ponerse manos a la obra.